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miércoles, 16 de julio de 2025

La logopedia: una cuestión de salud

 



La logopedia: una cuestión de salud

La logopedia es una disciplina sanitaria orientada a favorecer el bienestar integral de las personas a lo largo de toda su vida. Va mucho más allá de enseñar a hablar correctamente: trabaja sobre procesos neurológicos, fisiológicos, cognitivos y emocionales relacionados con la comunicación, el lenguaje, la voz, la audición, la deglución y la socialización.

Sin embargo, su reconocimiento dentro del sistema sanitario sigue siendo limitado, a pesar de la sólida evidencia científica que respalda su impacto positivo en la salud global.

Logopedia en la etapa neonatal

La intervención logopédica puede comenzar incluso antes del primer llanto. En las unidades neonatales, especialmente en bebés prematuros o con patologías congénitas, el logopeda evalúa y estimula funciones esenciales como la succión, la deglución y la coordinación oro-facial necesarias para la alimentación.

Pensemos en un bebé de semanas que no puede alimentarse por vía oral. Gracias a la intervención logopédica especializada, aprende a coordinar los movimientos de succión-deglución-respiración, reduciendo el riesgo de broncoaspiración, favoreciendo la nutrición y fortaleciendo el vínculo afectivo con su madre durante la alimentación.

Además, el logopeda acompaña también a las familias en estos primeros momentos, ayudándoles a comunicarse con sus bebés y a mantener el vínculo emocional, incluso en contextos hospitalarios hostiles.

Primera infancia: lenguaje, apego y desarrollo

En los primeros años de vida, el desarrollo del lenguaje es un marcador clave del neurodesarrollo. Las alteraciones en la adquisición del lenguaje oral y/o escrito pueden ser indicadoras de trastornos como el TDAH, los trastornos del espectro autista, los trastornos específicos del lenguaje, de la lectoescritura o del aprendizaje.

Estudios como los de Ortega et al. (2020) subrayan que una detección e intervención logopédica temprana mejora significativamente el pronóstico funcional, emocional y social del niño. Sin embargo, en la mayoría del territorio español, los logopedas siguen sin formar parte de los equipos públicos de pediatría ni de atención temprana hospitalaria.

En el entorno escolar: mucho más que rendimiento académico

Durante la etapa escolar, los problemas de comunicación afectan directamente al aprendizaje, la autoestima y la inclusión social. Dificultades en la comprensión lectora, en la expresión oral o escrita o en el uso social del lenguaje pueden condicionar de forma severa la trayectoria educativa y emocional de un niño.

Por ello, desde hace años, entidades como el Consejo General de Colegios de Logopedas (CGCL) y el Colegio Oficial de Logopedas del País Vasco (CLPV) reivindican la incorporación estable del logopeda en los centros escolares públicos. No se trata solo de atender al alumnado con necesidades específicas, sino de ofrecer una herramienta preventiva e inclusiva para toda la comunidad educativa.

En la adolescencia: identidad, expresión y salud mental

Durante la adolescencia, la comunicación se vuelve un eje crucial de la construcción de la identidad. Dificultades no tratadas en etapas anteriores pueden agravarse, afectando la expresión emocional, la participación social o incluso la salud mental. El logopeda también puede acompañar estos procesos, trabajando en habilidades conversacionales, voz, lectura, escritura o apoyo emocional vinculado a la autoimagen y la comunicación.

En el ámbito clínico: dignidad, autonomía y calidad de vida

En personas adultas y mayores con patologías neurológicas (ictus, traumatismos craneoencefálicos, ELA, Parkinson, Alzheimer...), la logopedia es clave para preservar funciones vitales como la alimentación, la comunicación o el habla.

El Institut Guttmann (2019) reconoce la intervención logopédica como esencial en la rehabilitación neurológica. En casos como la ELA, permite mantener por más tiempo la capacidad comunicativa y la seguridad al alimentarse, lo que tiene un impacto directo en la calidad de vida y la dignidad de la persona.

En enfermedades degenerativas como el Alzheimer, el trabajo del logopeda ayuda a ralentizar el deterioro del lenguaje, mantener conexiones emocionales con el entorno y favorecer la interacción social, todo ello desde una mirada centrada en la persona.

Logopedia en cuidados paliativos: cuando la palabra es lo último que queda

En contextos de final de vida, el logopeda acompaña para preservar la comunicación significativa en sus múltiples formas: una palabra, un gesto, una mirada, una elección. También colabora para mantener la capacidad de alimentarse, adaptando texturas y formas de ingesta para garantizar el confort y la autonomía hasta donde sea posible.

Escuchar un “te quiero”, elegir si beber un sorbo de agua o simplemente poder decir adiós... son gestos profundamente humanos que la logopedia puede sostener cuando otras funciones se apagan.


Una disciplina al servicio de la vida

Etapa de la vida

Intervención logopédica

Neonatal y primera infancia

Estimulación de la comunicación, alimentación segura, desarrollo del vínculo. Trastornos del desarrollo,  parálisis cerebral, síndromes y otras enfermedades raras

Edad escolar

Prevención del fracaso escolar, inclusión, comunicación, comprensión lectora, lenguaje, deglución ,voz

Adolescencia

Voz, dificultades de aprendizaje, apoyo emocional y social.

Edad adulta

Rehabilitación tras ictus o daño cerebral adquirido , afasias, disartria, disfagia, voz , enfermedades con afectación de la comunicación, deglución, voz.

Tercera edad

Disfagia, enfermedades neurodegenerativas, intervención paliativa.


A pesar de toda esta evidencia, la logopedia sigue teniendo escasa representación en el sistema sanitario público y en los centros de atención sociosanitaria. En la práctica, muchas familias deben recurrir a servicios privados para acceder a una atención que debería estar garantizada, lo que genera desigualdad y exclusión.

La logopedia es salud, es prevención, es dignidad. Su inclusión plena en el sistema sanitario, socio sanitario y educativo  noes solo una cuestión de justicia, sino una inversión en bienestar, autonomía y sostenibilidad social.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha subrayado el papel esencial de los profesionales de la logopedia en la prevención y rehabilitación en un mundo donde el envejecimiento y las enfermedades crónicas irán en aumento.

Es por todo lo expuesto la necesidad urgente que reclamamos los profesionales de la logopedia de reconocer su valor y garantizar que todas las personas —desde el nacimiento hasta el final de la vida— tengan acceso a una atención logopédica de calidad, universal y centrada en la persona.

 

Elena Aurrecoechea Mariscal

Logopeda colegiada 480039

 

martes, 25 de febrero de 2025

Influencia de la respiración en la salud y el desarrollo.

 


Influencia de la respiración en la salud y el desarrollo.

La manera en que respiramos influye en nuestra salud física, nuestro desarrollo, nuestras emociones e incluso en nuestra capacidad de atención y memoria. Es un proceso vital que va mucho más allá de simplemente inhalar y exhalar aire.

Cuando respiramos bien, todo nuestro cuerpo funciona mejor, porque nos ayuda a:

·         Oxigenar la sangre y eliminar el dióxido de carbono.

·         Regular el pH del organismo.

·         Favorecer la fonación y la articulación del habla.

·         Potenciar la función olfativa.

Y también influye en nuestras funciones cognitivas:

·         Activa el sistema nervioso parasimpático, que nos ayuda a relajarnos.

·         Favorece la concentración, la memoria y la estabilidad emocional.

·         Facilita la consolidación de recuerdos.

·         Mejora la atención y la toma de decisiones.

·   Contribuye a la regulación emocional, ayudando en la gestión del estrés y el control de la impulsividad.

El diafragma, músculo clave en la respiración, juega un papel fundamental en la oxigenación y en el equilibrio postural. Su disfunción puede afectar no solo la mecánica respiratoria, sino también la estabilidad del tronco y la función de otros sistemas corporales.

Respirar bien no solo es bueno para el cuerpo, sino también para el rendimiento intelectual y emocional.

Sin embargo, es común que algunas personas desarrollen el hábito de respirar por la boca en lugar de por la nariz. Algunos estudios estiman que el 25% de la población infantil presenta respiración bucal, y más del 50% de estos casos se deben a un mal hábito adquirido.

La respiración bucal puede tener diversas causas, desde obstrucciones anatómicas hasta hábitos adquiridos, e independientemente de la causa, este patrón respiratorio puede derivar en algunos problemas:

·         Sequedad en la boca y mayor riesgo de infecciones.

·         Alteraciones en el desarrollo orofacial (paladar estrecho, mandíbula retraída).

·         Problemas posturales y fatiga.

·         Dificultades en la fonación y el lenguaje.

·         Trastornos del sueño y menor oxigenación cerebral.

·         En niños, además, se ha observado una relación entre la respiración bucal y la dificultad para concentrarse, lo que puede impactar en el aprendizaje.

El respirador bucal presenta una serie de características estéticas faciales muy típicas:

Rasgos faciales:

·         Cara alargada: también llamada “facies adenoidea”, con un crecimiento vertical excesivo.

·         Ojeras marcadas: debido a la falta de oxigenación adecuada y mala calidad del sueño.

·         Labios entreabiertos: incapacidad para mantener la boca cerrada en reposo.

·         Labio superior corto e hipotónico: falta de fuerza en el labio superior, lo que dificulta el sellado o cierre labial.

·         Labio inferior evertido: aparece más grueso y adelantado debido al hábito de apoyo constante en los dientes.

Características orofaciales y dentales:

·         Paladar ojival: estrecho y con una bóveda alta debido a la falta de presión de la lengua sobre el paladar.

·         Mordida abierta o cruzada: la mala posición lingual puede afectar la alineación de los dientes.

·         Retrognatismo mandibular: la mandíbula puede quedar más retraída, generando un perfil convexo.

·         Hipotonía de la musculatura orofacial: incluye mejillas y labios con poca tonicidad.

·         Lengua en posición baja: en reposo, la lengua suele mantenerse en el suelo de la boca en lugar de contactar con el paladar.

Teniendo en cuenta cómo influye la respiración en la salud, el desarrollo orofacial, la función cognitiva y la regulación emocional, es natural preguntarse: ¿cómo podemos corregir un patrón respiratorio disfuncional? Aquí es donde intervienen distintos profesionales especializados en su evaluación y tratamiento.

La corrección de un patrón respiratorio disfuncional requiere un enfoque multidisciplinar. El logopeda, junto con otros profesionales como odontólogos, otorrinos, fisioterapeutas y osteópatas, trabaja en la reeducación de la respiración y en la mejora de la función orofacial a través de la terapia miofuncional. Esta terapia mejora la tonicidad muscular y favorece el correcto desarrollo del paladar y la mandíbula, lo que permite un adecuado posicionamiento de los dientes, la lengua y el cierre labial, aspectos necesarios para recuperar la respiración nasal funcional. Además, el logopeda reeducará la respiración a través de ejercicios específicos dirigidos a desarrollar un buen hábito respiratorio.

Además de los hábitos adquiridos y las alteraciones anatómicas, existen factores mecánicos que pueden influir en la respiración, como disfunciones costales o restricciones en la columna dorsal, donde se insertan las costillas. Estos aspectos, abordados desde disciplinas como la osteopatía y la fisioterapia, pueden complementar el tratamiento logopédico en la rehabilitación de la respiración nasal funcional.

¿Cuándo acudir al logopeda? En la mayoría de los casos, son los odontopediatras u otorrinos quienes observan estas dificultades y hacen la derivación al logopeda para su rehabilitación, no obstante, hay algunos signos que pueden hacernos sospechar de este mal hábito o dificultad y que deberíamos consultar con el especialista:

·         Respiración constante por la boca, incluso en reposo.

·         Fatiga o falta de concentración durante el día.

·         Ronquidos o pausas respiratorias nocturnas.

·         Sequedad de boca.

·         Voz ronca o tendencia a quedarse afónico.

·         Una mala masticación, boca abierta, o dificultad en el manejo de algunos sólidos.

·         Dificultad en la articulación de algunos sonidos.

·         Características faciales señaladas.

Es importante realizar una evaluación con un logopeda especializado en Terapia Miofuncional, además de un trabajo multidisciplinar con odontólogos, otorrinos y otros profesionales de la fisioterapia y la osteopatía, para garantizar buenos resultados.

Elena Aurrecoechea Mariscal

Logopeda colegiada 480039

 

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