La logopedia: una cuestión de
salud
La logopedia es una disciplina sanitaria orientada a favorecer el bienestar
integral de las personas a lo largo de toda su vida. Va mucho más allá de
enseñar a hablar correctamente: trabaja sobre procesos neurológicos,
fisiológicos, cognitivos y emocionales relacionados con la comunicación, el
lenguaje, la voz, la audición, la deglución y la socialización.
Sin embargo, su reconocimiento dentro del sistema sanitario sigue siendo
limitado, a pesar de la sólida evidencia científica que respalda su impacto
positivo en la salud global.
Logopedia en la etapa neonatal
La intervención logopédica puede comenzar incluso antes del primer llanto.
En las unidades neonatales, especialmente en bebés prematuros o con patologías
congénitas, el logopeda evalúa y estimula funciones esenciales como la succión,
la deglución y la coordinación oro-facial necesarias para la alimentación.
Pensemos en un bebé de semanas que no puede alimentarse por vía oral.
Gracias a la intervención logopédica especializada, aprende a coordinar los
movimientos de succión-deglución-respiración, reduciendo el riesgo de
broncoaspiración, favoreciendo la nutrición y fortaleciendo el vínculo afectivo
con su madre durante la alimentación.
Además, el logopeda acompaña también a las familias en estos primeros
momentos, ayudándoles a comunicarse con sus bebés y a mantener el vínculo
emocional, incluso en contextos hospitalarios hostiles.
Primera infancia: lenguaje, apego
y desarrollo
En los primeros años de vida, el desarrollo del lenguaje es un marcador
clave del neurodesarrollo. Las alteraciones en la adquisición del lenguaje oral
y/o escrito pueden ser indicadoras de trastornos como el TDAH, los trastornos del
espectro autista, los trastornos específicos del lenguaje, de la lectoescritura
o del aprendizaje.
Estudios como los de Ortega et al. (2020) subrayan que una detección e
intervención logopédica temprana mejora significativamente el pronóstico
funcional, emocional y social del niño. Sin embargo, en la mayoría del
territorio español, los logopedas siguen sin formar parte de los equipos
públicos de pediatría ni de atención temprana hospitalaria.
En el entorno escolar: mucho más
que rendimiento académico
Durante la etapa escolar, los problemas de comunicación afectan
directamente al aprendizaje, la autoestima y la inclusión social. Dificultades
en la comprensión lectora, en la expresión oral o escrita o en el uso social
del lenguaje pueden condicionar de forma severa la trayectoria educativa y emocional de un
niño.
Por ello, desde hace años, entidades como el Consejo General de Colegios de
Logopedas (CGCL) y el Colegio Oficial de Logopedas del País Vasco (CLPV)
reivindican la incorporación estable del logopeda en los centros escolares
públicos. No se trata solo de atender al alumnado con necesidades específicas,
sino de ofrecer una herramienta preventiva e inclusiva para toda la comunidad
educativa.
En la adolescencia: identidad,
expresión y salud mental
Durante la adolescencia, la comunicación se vuelve un eje crucial de la
construcción de la identidad. Dificultades no tratadas en etapas anteriores
pueden agravarse, afectando la expresión emocional, la participación social o
incluso la salud mental. El logopeda también puede acompañar estos procesos,
trabajando en habilidades conversacionales, voz, lectura, escritura o apoyo
emocional vinculado a la autoimagen y la comunicación.
En el ámbito clínico: dignidad,
autonomía y calidad de vida
En personas adultas y mayores con patologías neurológicas (ictus,
traumatismos craneoencefálicos, ELA, Parkinson, Alzheimer...), la logopedia es
clave para preservar funciones vitales como la alimentación, la comunicación o
el habla.
El Institut Guttmann (2019) reconoce la intervención logopédica como
esencial en la rehabilitación neurológica. En casos como la ELA, permite
mantener por más tiempo la capacidad comunicativa y la seguridad al
alimentarse, lo que tiene un impacto directo en la calidad de vida y la
dignidad de la persona.
En enfermedades degenerativas como el Alzheimer, el trabajo del logopeda
ayuda a ralentizar el deterioro del lenguaje, mantener conexiones emocionales
con el entorno y favorecer la interacción social, todo ello desde una mirada
centrada en la persona.
Logopedia en cuidados paliativos:
cuando la palabra es lo último que queda
En contextos de final de vida, el logopeda acompaña para preservar la
comunicación significativa en sus múltiples formas: una palabra, un gesto, una
mirada, una elección. También colabora para mantener la capacidad de
alimentarse, adaptando texturas y formas de ingesta para garantizar el confort
y la autonomía hasta donde sea posible.
Escuchar un “te quiero”, elegir si beber un sorbo de agua o simplemente
poder decir adiós... son gestos profundamente humanos que la logopedia puede
sostener cuando otras funciones se apagan.
Una disciplina al servicio de la
vida
Etapa de la vida |
Intervención logopédica |
Neonatal y primera infancia |
Estimulación de la comunicación, alimentación segura, desarrollo del
vínculo. Trastornos del desarrollo, parálisis cerebral, síndromes y otras
enfermedades raras |
Edad escolar |
Prevención del fracaso escolar, inclusión, comunicación, comprensión
lectora, lenguaje, deglución ,voz |
Adolescencia |
Voz, dificultades de aprendizaje, apoyo emocional y social. |
Edad adulta |
Rehabilitación tras ictus o daño cerebral adquirido , afasias, disartria,
disfagia, voz , enfermedades con afectación de la comunicación, deglución, voz. |
Tercera edad |
Disfagia, enfermedades neurodegenerativas, intervención paliativa. |
A pesar de toda esta evidencia, la logopedia sigue teniendo escasa
representación en el sistema sanitario público y en los centros de atención
sociosanitaria. En la práctica, muchas familias deben recurrir a servicios privados
para acceder a una atención que debería estar garantizada, lo que genera
desigualdad y exclusión.
La logopedia es salud, es prevención, es dignidad. Su inclusión plena en el
sistema sanitario, socio sanitario y educativo noes solo una cuestión de justicia, sino
una inversión en bienestar, autonomía y sostenibilidad social.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha subrayado el papel
esencial de los profesionales de la logopedia en la prevención y rehabilitación
en un mundo donde el envejecimiento y las enfermedades crónicas irán en
aumento.
Es por todo lo expuesto la necesidad urgente que reclamamos los profesionales de la logopedia de reconocer su valor y garantizar
que todas las personas —desde el nacimiento hasta el final de la vida— tengan
acceso a una atención logopédica de calidad, universal y centrada en la persona.
Elena Aurrecoechea Mariscal
Logopeda colegiada 480039
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