La manera en que respiramos influye en nuestra salud física, nuestro desarrollo, nuestras emociones e incluso en nuestra capacidad de atención y memoria. Es un proceso vital que va mucho más allá de simplemente inhalar y exhalar aire.
Cuando respiramos bien, todo nuestro cuerpo
funciona mejor, porque nos ayuda a:
· Oxigenar la sangre y eliminar el dióxido de carbono.
· Regular el pH del organismo.
· Favorecer la fonación y la articulación del habla.
· Potenciar la función olfativa.
Y también influye en nuestras funciones
cognitivas:
· Activa el sistema nervioso parasimpático, que nos ayuda a relajarnos.
· Favorece la concentración, la memoria y la estabilidad emocional.
· Facilita la consolidación de recuerdos.
· Mejora la atención y la toma de decisiones.
· Contribuye a la regulación emocional, ayudando en la gestión del estrés y el control de la impulsividad.
El diafragma, músculo clave en la respiración, juega un papel fundamental en la oxigenación y en el equilibrio postural. Su disfunción puede afectar no solo la mecánica respiratoria, sino también la estabilidad del tronco y la función de otros sistemas corporales.
Respirar bien no solo es bueno para el cuerpo, sino también para el rendimiento intelectual y emocional.
Sin embargo, es común que algunas personas desarrollen el hábito de respirar por la boca en lugar de por la nariz. Algunos estudios estiman que el 25% de la población infantil presenta respiración bucal, y más del 50% de estos casos se deben a un mal hábito adquirido.
La respiración bucal puede tener diversas causas,
desde obstrucciones anatómicas hasta hábitos adquiridos, e independientemente
de la causa, este patrón respiratorio puede derivar en algunos problemas:
· Sequedad en la boca y mayor riesgo de infecciones.
· Alteraciones en el desarrollo orofacial (paladar estrecho, mandíbula retraída).
· Problemas posturales y fatiga.
· Dificultades en la fonación y el lenguaje.
· Trastornos del sueño y menor oxigenación cerebral.
· En niños, además, se ha observado una relación entre la respiración bucal y la dificultad para concentrarse, lo que puede impactar en el aprendizaje.
El respirador bucal presenta una serie de características estéticas faciales muy típicas:
Rasgos faciales:
· Cara alargada: también llamada “facies adenoidea”, con un crecimiento vertical excesivo.
· Ojeras marcadas: debido a la falta de oxigenación adecuada y mala calidad del sueño.
· Labios entreabiertos: incapacidad para mantener la boca cerrada en reposo.
· Labio superior corto e hipotónico: falta de fuerza en el labio superior, lo que dificulta el sellado o cierre labial.
· Labio inferior evertido: aparece más grueso y adelantado debido al hábito de apoyo constante en los dientes.
Características orofaciales y dentales:
· Paladar ojival: estrecho y con una bóveda alta debido a la falta de presión de la lengua sobre el paladar.
· Mordida abierta o cruzada: la mala posición lingual puede afectar la alineación de los dientes.
· Retrognatismo mandibular: la mandíbula puede quedar más retraída, generando un perfil convexo.
· Hipotonía de la musculatura orofacial: incluye mejillas y labios con poca tonicidad.
· Lengua en posición baja: en reposo, la lengua suele mantenerse en el suelo de la boca en lugar de contactar con el paladar.
Teniendo en cuenta cómo influye la respiración en la salud, el desarrollo orofacial, la función cognitiva y la regulación emocional, es natural preguntarse: ¿cómo podemos corregir un patrón respiratorio disfuncional? Aquí es donde intervienen distintos profesionales especializados en su evaluación y tratamiento.
La corrección de un patrón respiratorio disfuncional requiere un enfoque multidisciplinar. El logopeda, junto con otros profesionales como odontólogos, otorrinos, fisioterapeutas y osteópatas, trabaja en la reeducación de la respiración y en la mejora de la función orofacial a través de la terapia miofuncional. Esta terapia mejora la tonicidad muscular y favorece el correcto desarrollo del paladar y la mandíbula, lo que permite un adecuado posicionamiento de los dientes, la lengua y el cierre labial, aspectos necesarios para recuperar la respiración nasal funcional. Además, el logopeda reeducará la respiración a través de ejercicios específicos dirigidos a desarrollar un buen hábito respiratorio.
Además de los hábitos adquiridos y las alteraciones anatómicas, existen factores mecánicos que pueden influir en la respiración, como disfunciones costales o restricciones en la columna dorsal, donde se insertan las costillas. Estos aspectos, abordados desde disciplinas como la osteopatía y la fisioterapia, pueden complementar el tratamiento logopédico en la rehabilitación de la respiración nasal funcional.
¿Cuándo acudir al logopeda? En
la mayoría de los casos, son los odontopediatras u otorrinos quienes observan estas
dificultades y hacen la derivación al logopeda para su rehabilitación, no
obstante, hay algunos signos que pueden hacernos sospechar de este mal hábito o
dificultad y que deberíamos consultar con el especialista:
· Respiración constante por la boca, incluso en reposo.
· Fatiga o falta de concentración durante el día.
· Ronquidos o pausas respiratorias nocturnas.
· Sequedad de boca.
· Voz ronca o tendencia a quedarse afónico.
· Una mala masticación, boca abierta, o dificultad en el manejo de algunos sólidos.
· Dificultad en la articulación de algunos sonidos.
· Características faciales señaladas.
Es importante realizar una evaluación con un logopeda especializado en Terapia Miofuncional, además de un trabajo multidisciplinar con odontólogos, otorrinos y otros profesionales de la fisioterapia y la osteopatía, para garantizar buenos resultados.
Elena Aurrecoechea Mariscal
Logopeda colegiada 480039