Desde este espacio busco compartir reflexiones personales en torno a la vida y a mi vocación como profesional de la psicopedagogía y la logopedia que acompaña a familias , peques y enfermos en su día a día .
jueves, 2 de octubre de 2025
Envejecimiento y lenguaje
miércoles, 16 de julio de 2025
La logopedia: una cuestión de salud
La logopedia: una cuestión de
salud
La logopedia es una disciplina sanitaria orientada a favorecer el bienestar
integral de las personas a lo largo de toda su vida. Va mucho más allá de
enseñar a hablar correctamente: trabaja sobre procesos neurológicos,
fisiológicos, cognitivos y emocionales relacionados con la comunicación, el
lenguaje, la voz, la audición, la deglución y la socialización.
Sin embargo, su reconocimiento dentro del sistema sanitario sigue siendo
limitado, a pesar de la sólida evidencia científica que respalda su impacto
positivo en la salud global.
Logopedia en la etapa neonatal
La intervención logopédica puede comenzar incluso antes del primer llanto.
En las unidades neonatales, especialmente en bebés prematuros o con patologías
congénitas, el logopeda evalúa y estimula funciones esenciales como la succión,
la deglución y la coordinación oro-facial necesarias para la alimentación.
Pensemos en un bebé de semanas que no puede alimentarse por vía oral.
Gracias a la intervención logopédica especializada, aprende a coordinar los
movimientos de succión-deglución-respiración, reduciendo el riesgo de
broncoaspiración, favoreciendo la nutrición y fortaleciendo el vínculo afectivo
con su madre durante la alimentación.
Además, el logopeda acompaña también a las familias en estos primeros
momentos, ayudándoles a comunicarse con sus bebés y a mantener el vínculo
emocional, incluso en contextos hospitalarios hostiles.
Primera infancia: lenguaje, apego
y desarrollo
En los primeros años de vida, el desarrollo del lenguaje es un marcador
clave del neurodesarrollo. Las alteraciones en la adquisición del lenguaje oral
y/o escrito pueden ser indicadoras de trastornos como el TDAH, los trastornos del
espectro autista, los trastornos específicos del lenguaje, de la lectoescritura
o del aprendizaje.
Estudios como los de Ortega et al. (2020) subrayan que una detección e
intervención logopédica temprana mejora significativamente el pronóstico
funcional, emocional y social del niño. Sin embargo, en la mayoría del
territorio español, los logopedas siguen sin formar parte de los equipos
públicos de pediatría ni de atención temprana hospitalaria.
En el entorno escolar: mucho más
que rendimiento académico
Durante la etapa escolar, los problemas de comunicación afectan
directamente al aprendizaje, la autoestima y la inclusión social. Dificultades
en la comprensión lectora, en la expresión oral o escrita o en el uso social
del lenguaje pueden condicionar de forma severa la trayectoria educativa y emocional de un
niño.
Por ello, desde hace años, entidades como el Consejo General de Colegios de
Logopedas (CGCL) y el Colegio Oficial de Logopedas del País Vasco (CLPV)
reivindican la incorporación estable del logopeda en los centros escolares
públicos. No se trata solo de atender al alumnado con necesidades específicas,
sino de ofrecer una herramienta preventiva e inclusiva para toda la comunidad
educativa.
En la adolescencia: identidad,
expresión y salud mental
Durante la adolescencia, la comunicación se vuelve un eje crucial de la
construcción de la identidad. Dificultades no tratadas en etapas anteriores
pueden agravarse, afectando la expresión emocional, la participación social o
incluso la salud mental. El logopeda también puede acompañar estos procesos,
trabajando en habilidades conversacionales, voz, lectura, escritura o apoyo
emocional vinculado a la autoimagen y la comunicación.
En el ámbito clínico: dignidad,
autonomía y calidad de vida
En personas adultas y mayores con patologías neurológicas (ictus,
traumatismos craneoencefálicos, ELA, Parkinson, Alzheimer...), la logopedia es
clave para preservar funciones vitales como la alimentación, la comunicación o
el habla.
El Institut Guttmann (2019) reconoce la intervención logopédica como
esencial en la rehabilitación neurológica. En casos como la ELA, permite
mantener por más tiempo la capacidad comunicativa y la seguridad al
alimentarse, lo que tiene un impacto directo en la calidad de vida y la
dignidad de la persona.
En enfermedades degenerativas como el Alzheimer, el trabajo del logopeda
ayuda a ralentizar el deterioro del lenguaje, mantener conexiones emocionales
con el entorno y favorecer la interacción social, todo ello desde una mirada
centrada en la persona.
Logopedia en cuidados paliativos:
cuando la palabra es lo último que queda
En contextos de final de vida, el logopeda acompaña para preservar la
comunicación significativa en sus múltiples formas: una palabra, un gesto, una
mirada, una elección. También colabora para mantener la capacidad de
alimentarse, adaptando texturas y formas de ingesta para garantizar el confort
y la autonomía hasta donde sea posible.
Escuchar un “te quiero”, elegir si beber un sorbo de agua o simplemente
poder decir adiós... son gestos profundamente humanos que la logopedia puede
sostener cuando otras funciones se apagan.
Una disciplina al servicio de la
vida
|
Etapa de la vida |
Intervención logopédica |
|
Neonatal y primera infancia |
Estimulación de la comunicación, alimentación segura, desarrollo del
vínculo. Trastornos del desarrollo, parálisis cerebral, síndromes y otras
enfermedades raras |
|
Edad escolar |
Prevención del fracaso escolar, inclusión, comunicación, comprensión
lectora, lenguaje, deglución ,voz |
|
Adolescencia |
Voz, dificultades de aprendizaje, apoyo emocional y social. |
|
Edad adulta |
Rehabilitación tras ictus o daño cerebral adquirido , afasias, disartria,
disfagia, voz , enfermedades con afectación de la comunicación, deglución, voz. |
|
Tercera edad |
Disfagia, enfermedades neurodegenerativas, intervención paliativa. |
A pesar de toda esta evidencia, la logopedia sigue teniendo escasa
representación en el sistema sanitario público y en los centros de atención
sociosanitaria. En la práctica, muchas familias deben recurrir a servicios privados
para acceder a una atención que debería estar garantizada, lo que genera
desigualdad y exclusión.
La logopedia es salud, es prevención, es dignidad. Su inclusión plena en el
sistema sanitario, socio sanitario y educativo noes solo una cuestión de justicia, sino
una inversión en bienestar, autonomía y sostenibilidad social.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha subrayado el papel
esencial de los profesionales de la logopedia en la prevención y rehabilitación
en un mundo donde el envejecimiento y las enfermedades crónicas irán en
aumento.
Es por todo lo expuesto la necesidad urgente que reclamamos los profesionales de la logopedia de reconocer su valor y garantizar
que todas las personas —desde el nacimiento hasta el final de la vida— tengan
acceso a una atención logopédica de calidad, universal y centrada en la persona.
Elena Aurrecoechea Mariscal
Logopeda colegiada 480039
miércoles, 11 de junio de 2025
Respirar, hablar, comer y sentir ; los pares craneales, nuestros nervios de cabecera.
A menudo cuando alguien me pregunta qué hacemos exactamente los logopedas en las unidades de neurorrehabilitación o en nuestras consultas cuando atendemos a personas con enfermedades neurodegenerativas, suelo responder que trabajamos con la voz, el lenguaje, la deglución… pero realmente trabajamos con algo más profundo y menos conocido: el sistema nervioso.
En concreto, hay cinco nervios muy especiales que forman parte de lo que llamamos pares craneales, y que están directamente implicados en acciones tan cotidianas y tan importantes , como respirar, hablar, comer, tragar o sentir nuestra cara y boca. Son los pares craneales V, IX, X, XI y XII. Aunque parezcan solo letras y números, tienen un papel fundamental en nuestro día a día, y por eso hoy quiero contarte algo más sobre ellos.
Imagina que tienes doce cables que salen directamente del cerebro y se encargan de mandar y recibir señales a distintas partes de la cabeza, el cuello e incluso órganos más internos. Esos son los pares craneales. Cada uno tiene su nombre y su función, y muchos de ellos trabajan en equipo para que podamos, respirar correctamente, hablar claramente, tragar sin atragantarnos, sentir, o saborear lo que comemos.
Cinco de estos nervios son especialmente relevantes para los logopedas, son esos compañeros invisibles responsables de todos nuestros gestos y funciones orales . Te los presento brevemente.
El nervio trigémino ( V): sentir y masticar
Este nervio es como un gran repartidor de sensaciones. Gracias a él, sentimos el tacto en la cara, los labios, los dientes y parte de la lengua. Pero además, activa los músculos que usamos para masticar. Cuando algo falla en el trigémino, puede aparecer dolor intenso en la cara o dificultad para mover la mandíbula. Los logopedas , ayudamos a recuperar esa movilidad y sensibilidad, con ejercicios que estimulan la zona orofacial y favorecen una mejor masticación.
El glosofaríngeo (IX): gusto y reflejo
Este nervio tiene un nombre largo, pero una función clara: recoger el gusto de la parte posterior de la lengua y participar en la acción de tragar. También está implicado en ese reflejo que todos conocemos cuando algo nos toca la garganta y sentimos que debemos toser o tragar. Cuando no funciona bien, la deglución se vuelve torpe o insegura. Aquí el trabajo del logopeda es clave: evaluamos cómo se traga y enseñamos maneras de hacerlo de forma más segura, evitando atragantamientos o molestias.
El vago (X): voz, deglución y respiración
El nervio vago es uno de los más interesantes. Recorre un largo camino desde el cerebro hasta el abdomen, y participa en funciones tan diversas como la voz, la deglución o el control de ciertos órganos internos. Si hay una lesión en este nervio, la persona puede tener una voz ronca, dificultad para tragar, o incluso alteraciones en la respiración al hablar. En esos casos, el logopeda propone ejercicios vocales, técnicas de protección de la vía aérea y pautas para adaptar la alimentación, buscando siempre preservar la seguridad y la dignidad del paciente.
El espinal (XI): postura y apoyo
Aunque este nervio no actúa directamente sobre la voz o la deglución, tiene un papel indirecto muy relevante. Inerva los músculos que mueven el cuello y los hombros, y una buena postura es esencial para hablar y tragar con eficacia. Cuando el nervio espinal está afectado, puede haber debilidad en esa zona, afectando la estabilidad de la cabeza y la coordinación de los movimientos. Desde logopedia, trabajamos en colaboración con otras disciplinas para mejorar la postura y facilitar así el trabajo vocal o deglutorio.
El hipogloso (XII): la lengua en acción
Y por último, el nervio hipogloso, responsable del movimiento de la lengua. Sin él, no podríamos articular bien las palabras ni empujar el alimento hacia la garganta al comer. Cuando este nervio no funciona correctamente, la lengua puede desviarse, estar débil o moverse con dificultad. En estos casos, el logopeda propone ejercicios específicos para fortalecerla y coordinar mejor sus movimientos, buscando que el habla sea más clara y que la deglución sea eficaz.
Cuando los nervios no responden… ahí estamos
Los logopedas trabajamos con personas que, por distintas razones —ictus, enfermedades neurológicas, cirugías, tumores— han perdido parte de la función de estos nervios. Nuestro trabajo es acompañarles en el camino de recuperar (o compensar) lo perdido, devolviendo seguridad al tragar, claridad al hablar y, muchas veces, la confianza al mirar a los demás y decir: “estoy mejor”.
Detrás de cada gesto cotidiano, hay un complejo engranaje neurológico que muchas veces pasa desapercibido. Pero cuando se rompe, entendemos su valor. Y ahí, en ese momento de fragilidad, nuestra intervención como logopedas cobra todo su sentido para
¿Te gustaría saber más sobre cómo evaluamos la deglución o en qué consiste una terapia vocal? Puedes escribirme o dejar un comentario. Me encantará seguir compartiendo contigo lo que hay detrás de este trabajo que tanto me gusta.
miércoles, 26 de marzo de 2025
Patología del lenguaje en la infancia y su abordaje terapéutico.
El desarrollo del lenguaje en la infancia
es un proceso fundamental para la comunicación, el aprendizaje y la
socialización. Sin embargo, algunos niños pueden presentar dificultades que
afectan a su comprensión, expresión y uso del lenguaje. Estas
alteraciones, conocidas como patologías del lenguaje, requieren una
intervención especializada para favorecer su evolución y evitar repercusiones
en el desarrollo general del niño, tanto social, emocional como
escolar.
Es importante diferenciar entre un retardo
evolutivo del lenguaje y un trastorno del lenguaje.
- El retardo
evolutivo del lenguaje hace referencia a una adquisición del
lenguaje más lenta respecto a los niños de la misma edad, pero con una
evolución favorable a medida que el niño se desarrolla. Con estimulación
adecuada, el niño logra alcanzar un desarrollo lingüístico acorde a su
edad.
- Un trastorno
del lenguaje es una dificultad persistente en la
adquisición y uso del lenguaje que afecta la capacidad del niño para
comunicarse de manera efectiva. Puede manifestarse en problemas para
comprender lo que se le dice, para expresarse con palabras o para
estructurar frases de manera adecuada a su edad. Estos trastornos no están
causados por una falta de estimulación, sino por dificultades en el
desarrollo, que requieren intervención especializada para mejorar la
comunicación y evitar posibles repercusiones en el aprendizaje, la
socialización y en el bienestar emocional del
pequeño. Según las principales clasificaciones diagnósticas
internacionales, los trastornos del lenguaje pueden categorizarse de la
siguiente manera:
Clasificación según el
DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales,
5ª edición)
1.Trastorno
del Lenguaje: Dificultad persistente en la adquisición y uso del lenguaje
en sus diferentes formas (oral, escrito, gestual) debido a deficiencias en la
comprensión o producción del lenguaje.
2.Trastorno
de la Comunicación Social (Pragmático): Dificultades en el uso social del
lenguaje y la comunicación, afectando la capacidad de mantener conversaciones,
comprender normas conversacionales y adaptar el lenguaje al contexto.
3.Trastorno
Fonológico: Problemas en la producción de sonidos del habla que afectan la
inteligibilidad, sin una causa médica o neurológica evidente.
4.Trastorno
de la Fluidez (Tartamudeo) de Inicio en la Infancia: Alteraciones en la
fluidez y ritmo del habla, con repeticiones, bloqueos o prolongaciones de
sonidos y sílabas.
Clasificación según la
CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades, 11ª edición)
1. Trastorno del
Desarrollo del Lenguaje (6A01): Afecta la adquisición y desarrollo del
lenguaje en sus distintas dimensiones sin otra condición neurológica o
sensorial que lo explique.
2. Trastorno del
Lenguaje Asociado a una Condición Médica o Neurológica (6A02): Trastorno
del lenguaje debido a afecciones neurológicas, déficits sensoriales o síndromes
genéticos (ej., síndrome de Down).
3. Trastorno del
Habla y la Articulación (6A03): Dificultades persistentes en la
articulación de los sonidos del habla.
4. Trastorno de
la Fluidez del Habla (6A04): Se corresponde con la tartamudez o disfemia.
5. Trastorno de
la Comunicación Social (6A05): Dificultades para utilizar el lenguaje en
contextos sociales, con problemas en la coherencia conversacional y la
adecuación pragmática del lenguaje.
Cuanto antes se detecten las dificultades
del lenguaje, mayores serán las posibilidades de intervención y éxito en la
terapia. Si notas que tu hijo tiene dificultades para hablar, comprender
instrucciones o formar frases adecuadas para su edad, es fundamental acudir a
un logopeda para una valoración profesional.
El logopeda es un profesional sanitario
especializado en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de cualquier
alteración en la comunicación. Su labor es esencial para ayudar a los niños a
desarrollar habilidades lingüísticas adecuadas, favoreciendo su integración
escolar y social y por tanto un adecuado desarrollo global.
El logopeda, en su consulta, recoge toda
la historia sobre el desarrollo del pequeño desde la gestación hasta la fecha y
realiza un análisis clínico que puede complementar con pruebas
diagnósticas, si lo considera necesario y diseña programas terapéuticos
personalizados adaptados a la edad y las dificultades del niño.
Además, trabaja en estrecha colaboración
con la familia y el entorno educativo del niño para garantizar un abordaje
integral y coherente con sus necesidades.
La Terapia del Lenguaje
Es importante que las familias comprendan
que la terapia del lenguaje no es una actividad extraescolar, sino un
tratamiento que necesita continuidad y compromiso. La interrupción de la
terapia, especialmente durante periodos vacacionales, puede generar retrocesos
en los avances logrados, afectando el proceso de aprendizaje y la comunicación
del niño. Para evitar estos retrocesos, se recomienda:
· Favorecer un entorno de comunicación y confianza con
el profesional.
·
Mantener una asistencia regular a las sesiones.
· Seguir las indicaciones del profesional en casa con
actividades complementarias.
Cada niño presenta necesidades
individuales y la duración del proceso terapéutico es largo, pero de manera
general los tiempos de intervención pueden ser:
· Casos leves (dificultades fonológicas o leves
retrasos en el lenguaje): sesiones de 1 a 2 veces por semana durante 6
-12 meses.
· Casos moderados (trastornos del lenguaje
receptivo-expresivo, dificultades gramaticales, problemas de comprensión):
sesiones de 2 veces por semana con una duración de 3 a
4 años.
· Casos severos (trastornos del lenguaje asociados a
condiciones neurológicas, discapacidad intelectual o TEA): terapia de larga
duración, con sesiones mínimo 2 veces por semana, pudiendo
extenderse a lo largo de su escolaridad.
El progreso depende de múltiples factores,
como la edad de inicio de la terapia, la frecuencia de las sesiones y la
implicación de la familia en el proceso terapéutico.
Nota: Si tienes dudas sobre el desarrollo
del lenguaje de tu hijo o necesitas más información sobre el proceso
terapéutico, no dudes en consultarnos. Puedes ponerte en contacto con nuestra
consulta para recibir orientación y concertar una valoración profesional. ¡Estamos
aquí para ayudarte!
Elena Aurrecoechea Mariscal
jueves, 13 de febrero de 2025
La detección a tiempo de las dificultades en el desarrollo de los aprendizajes evita que se agraven y afecten negativamente a la autoestima del niño.
Las primeras etapas de la escolarización son
fundamentales para el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños.
Durante este período, los pequeños adquieren habilidades esenciales como la
lectura, escritura, cálculo y la capacidad de atención, las cuales sientan las
bases para su progreso académico futuro. Sin embargo, no todos los niños
desarrollan estas habilidades al mismo ritmo, lo que puede dar lugar a
dificultades de aprendizaje. Identificar estos problemas tempranamente y buscar
el apoyo adecuado, como el de un psicopedagogo, logopeda o psicólogo es crucial
para evitar que estas dificultades se agraven y afecten negativamente la
autoestima y el rendimiento escolar del niño.
Las dificultades de aprendizaje pueden manifestarse de diversas maneras y no siempre es fácil diferenciar entre una demora en el aprendizaje y un problema más serio. Es importante que los padres y profesores estén atentos a ciertas señales que indican que es necesario consultar con un especialista que podrá evaluar y diseñar un plan de intervención adecuado si así lo considera o establecerá algunas pautas y orientaciones de observación del desarrollo.
- Cuando un niño tiene problemas para articular palabras correctamente, estructurar oraciones o comprender lo que escucha.
- Cuando un niño tiene dificultades para seguir instrucciones.
- Cuando un niño parece estar por detrás de sus compañeros en habilidades clave como la lectura, la escritura o el cálculo.
- Si un niño tiene problemas recurrentes para seguir instrucciones o concentrarse en tareas durante períodos cortos de tiempo.
- Comportamiento frustrado o evitativo: Los niños con dificultades de aprendizaje a menudo experimentan frustración y pueden evitar las tareas que les resultan difíciles, lo que genera un ciclo de bajo rendimiento y baja autoestima.
Consultar con un psicopedagogo permite abordar las dificultades, apoyando no solo el desarrollo académico, sino también el desarrollo emocional del niño.
Detectar y abordar las dificultades de aprendizaje a
tiempo es crucial para evitar que los niños se queden rezagados en su
desarrollo académico y social.
Cuando se detectan las dificultades, el profesional
competente , psicopedagogo, psicólogo o logopeda , dependiendo del área o áreas
del desarrollo establece las sesiones necesarias y las actividades que
refuerzan las habilidades deficitarias y proporciona estrategias
compensatorias. Es esencial que los especialistas trabajen en colaboración con
el entorno escolar y la familia con el fin de establecer criterios y objetivos
concretos de intervención. Los maestros pueden implementar adaptaciones en el
aula, mientras que los padres pueden reforzar las estrategias de aprendizaje en
casa.
Elena Aurrecoechea Mariscal
El cuerpo que carga con lo que la conciencia no elabora, duele.
Hace unos días escuché en una entrevista en YouTube al doctor Manuel Sanz Segarra hablar sobre la “supraconciencia” . Era un podcast que ...
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Muchas veces caminamos por la vida con la certeza por bandera. Opinamos, juzgamos , valoramos , sin que nadie nos lo pida. Tenemos una fras...
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CAMINANDO LA VIDA PARA VIVIRLA Nos pasamos la vida buscando algo, como si siempre faltara una pieza para que todo nos encaje. Más tranquil...
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La vida es un ratito, un soplo breve que a veces olvidamos que se nos escapa entre las manos. Nos aferramos a la rutina, a los planes, a lo ...



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