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jueves, 2 de octubre de 2025

Envejecimiento y lenguaje

Con los años, nuestro cuerpo cambia y también lo hace nuestro lenguaje. A veces nos sorprendemos buscando esa palabra que tenemos en la punta de la lengua o notamos que necesitamos un poco más de tiempo para responder. Y es fácil que esos pequeños olvidos nos generen dudas o preocupaciones. Pero no siempre estamos ante una pérdida de capacidades, muchas veces simplemente estamos viviendo un proceso natural del envejecimiento. Comprenderlo nos ayuda a mirarnos con tranquilidad y también a distinguir cuándo conviene consultar con un profesional. Lo habitual es que el acceso a las palabras sea un poco más lento, pero el vocabulario que guardamos dentro es mucho más rico y amplio que cuando éramos jóvenes. La experiencia vital, las lecturas acumuladas, las conversaciones mantenidas… todo eso nos da la posibilidad de una mejor comunicación, llena de matices y sentido. Es cierto que podemos tener pequeños olvidos, pero mientras no interfieran en nuestro día a día, forman parte de lo esperado y no de una enfermedad. Ahora bien, es cierto que hay algunos cambios que son necesarios atender, por ejemplo, si aparecen dificultades para comprender frases sencillas, una pérdida llamativa de palabras básicas o una desorientación frecuente, es recomendable pedir orientación profesional. Ahí es donde la logopedia y la neuropsicología pueden ayudarnos. La buena noticia es que podemos hacer mucho para cuidar el lenguaje a lo largo de los años. El cerebro adulto sigue teniendo capacidad de aprender y de reorganizarse. Leer, escribir, conversar, aprender algo nuevo… son formas de mantener el lenguaje vivo y activo. También es importante cuidar la audición, porque escuchar bien está muy relacionado con hablar y entender. Y no olvidemos el bienestar general: descansar, alimentarnos de manera equilibrada, movernos, mantener la curiosidad y compartir ratos con amigos, vecinos, nietos…todo eso también influye en cómo nos comunicamos. El lenguaje no se pierde inevitablemente con la edad, se transforma. Cada etapa nos regala una manera distinta de expresarnos. Y quizá lo más bonito es que, además de palabras, lo que compartimos es la experiencia de toda una vida. Mantenernos activos, con ganas de aprender, de conversar y de estar conectados con los demás, es la mejor manera de cuidar nuestras palabras. . Elena Aurrecoechea Mariscal

El cuerpo que carga con lo que la conciencia no elabora, duele.

  Hace unos días escuché  en una entrevista en YouTube al doctor Manuel Sanz Segarra hablar sobre la “supraconciencia” . Era un podcast que ...