miércoles, 11 de junio de 2025

Respirar, hablar, comer y sentir ; los pares craneales, nuestros nervios de cabecera.

 


Respirar, hablar, comer y sentir; los pares craneales, nuestros nervios de cabecera.

A menudo cuando alguien me pregunta qué hacemos exactamente los logopedas  en las unidades de neurorrehabilitación o  en nuestras consultas cuando atendemos a  personas con enfermedades neurodegenerativas, suelo responder que trabajamos con la voz, el lenguaje, la deglución…  pero realmente trabajamos con algo más profundo y menos conocido: el sistema nervioso.


En concreto, hay cinco nervios muy especiales que forman parte de lo que llamamos pares craneales, y que están directamente implicados en acciones tan cotidianas y tan importantes , como respirar, hablar, comer, tragar o sentir nuestra cara y boca. Son los pares craneales V, IX, X, XI y XII. Aunque parezcan solo letras y números, tienen un papel fundamental en nuestro día a día, y por eso hoy quiero contarte algo más sobre ellos.


Imagina que tienes doce cables que salen directamente del cerebro y se encargan de mandar y recibir señales a distintas partes de la cabeza, el cuello e incluso órganos más internos. Esos son los pares craneales. Cada uno tiene su nombre y su función, y muchos de ellos trabajan en equipo para que podamos, respirar correctamente,  hablar claramente, tragar sin atragantarnos, sentir, o saborear lo que comemos.


Cinco de estos nervios son especialmente relevantes para los logopedas, son esos compañeros invisibles responsables de todos nuestros gestos y funciones orales . Te los presento brevemente.


El nervio trigémino ( V): sentir y masticar

Este nervio es como un gran repartidor de sensaciones. Gracias a él, sentimos el tacto en la cara, los labios, los dientes y parte de la lengua. Pero además, activa los músculos que usamos para masticar. Cuando algo falla en el trigémino, puede aparecer dolor intenso en la cara o dificultad para mover la mandíbula. Los logopedas , ayudamos a recuperar esa movilidad y sensibilidad, con ejercicios que estimulan la zona orofacial y favorecen una mejor masticación.


El glosofaríngeo (IX): gusto y reflejo

Este nervio tiene un nombre largo, pero una función clara: recoger el gusto de la parte posterior de la lengua y participar en la acción de tragar. También está implicado en ese reflejo que todos conocemos cuando algo nos toca la garganta y sentimos que debemos toser o tragar. Cuando no funciona bien, la deglución se vuelve torpe o insegura. Aquí el trabajo del logopeda es clave: evaluamos cómo se traga y enseñamos maneras de hacerlo de forma más segura, evitando atragantamientos o molestias.


El vago (X): voz, deglución y respiración

El nervio vago es uno de los más interesantes. Recorre un largo camino desde el cerebro hasta el abdomen, y participa en funciones tan diversas como la voz, la deglución o el control de ciertos órganos internos. Si hay una lesión en este nervio, la persona puede tener una voz ronca, dificultad para tragar, o incluso alteraciones en la respiración al hablar. En esos casos, el logopeda propone ejercicios vocales, técnicas de protección de la vía aérea y pautas para adaptar la alimentación, buscando siempre preservar la seguridad y la dignidad del paciente.


El espinal (XI): postura y apoyo

Aunque este nervio no actúa directamente sobre la voz o la deglución, tiene un papel indirecto muy relevante. Inerva los músculos que mueven el cuello y los hombros, y una buena postura es esencial para hablar y tragar con eficacia. Cuando el nervio espinal está afectado, puede haber debilidad en esa zona, afectando la estabilidad de la cabeza y la coordinación de los movimientos. Desde logopedia, trabajamos en colaboración con otras disciplinas para mejorar la postura y facilitar así el trabajo vocal o deglutorio.


El hipogloso (XII): la lengua en acción

Y por último, el nervio hipogloso, responsable del movimiento de la lengua. Sin él, no podríamos articular bien las palabras ni empujar el alimento hacia la garganta al comer. Cuando este nervio no funciona correctamente, la lengua puede desviarse, estar débil o moverse con dificultad. En estos casos, el logopeda propone ejercicios específicos para fortalecerla y coordinar mejor sus movimientos, buscando que el habla sea más clara y que la deglución sea eficaz.


Cuando los nervios no responden… ahí estamos

Los logopedas trabajamos con personas que, por distintas razones —ictus, enfermedades neurológicas, cirugías, tumores— han perdido parte de la función de estos nervios. Nuestro trabajo es acompañarles en el camino de recuperar (o compensar) lo perdido, devolviendo seguridad al tragar, claridad al hablar y, muchas veces, la confianza al mirar a los demás y decir: “estoy mejor”.



Detrás de cada gesto cotidiano, hay un complejo engranaje neurológico que muchas veces pasa desapercibido. Pero cuando se rompe, entendemos su valor. Y ahí, en ese momento de fragilidad, nuestra intervención como logopedas cobra todo su sentido para


 ¿Te gustaría saber más sobre cómo evaluamos la deglución o en qué consiste una terapia vocal? Puedes escribirme o dejar un comentario. Me encantará seguir compartiendo contigo lo que hay detrás de este trabajo que tanto me gusta.

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