miércoles, 26 de marzo de 2025

Patología del lenguaje en la infancia y su abordaje terapéutico.



El desarrollo del lenguaje en la infancia es un proceso fundamental para la comunicación, el aprendizaje y la socialización. Sin embargo, algunos niños pueden presentar dificultades que afectan a  su comprensión, expresión y uso del lenguaje. Estas alteraciones, conocidas como patologías del lenguaje, requieren una intervención especializada para favorecer su evolución y evitar repercusiones en el desarrollo general  del niño, tanto social, emocional como escolar.

Es importante diferenciar entre un retardo evolutivo del lenguaje y un trastorno del lenguaje.

  • El retardo evolutivo del lenguaje hace referencia a una adquisición del lenguaje más lenta respecto a los niños de la misma edad, pero con una evolución favorable a medida que el niño se desarrolla. Con estimulación adecuada, el niño logra alcanzar un desarrollo lingüístico acorde a su edad.

 

  • Un trastorno del lenguaje es una dificultad persistente en la adquisición y uso del lenguaje que afecta la capacidad del niño para comunicarse de manera efectiva. Puede manifestarse en problemas para comprender lo que se le dice, para expresarse con palabras o para estructurar frases de manera adecuada a su edad. Estos trastornos no están causados por una falta de estimulación, sino por dificultades en el desarrollo, que requieren intervención especializada para mejorar la comunicación y evitar posibles repercusiones en el aprendizaje, la socialización y  en el bienestar emocional del pequeño. Según las principales clasificaciones diagnósticas internacionales, los trastornos del lenguaje pueden categorizarse de la siguiente manera:

Clasificación según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, 5ª  edición)

1.Trastorno del Lenguaje: Dificultad persistente en la adquisición y uso del lenguaje en sus diferentes formas (oral, escrito, gestual) debido a deficiencias en la comprensión o producción del lenguaje.

2.Trastorno de la Comunicación Social (Pragmático): Dificultades en el uso social del lenguaje y la comunicación, afectando la capacidad de mantener conversaciones, comprender normas conversacionales y adaptar el lenguaje al contexto.

3.Trastorno Fonológico: Problemas en la producción de sonidos del habla que afectan la inteligibilidad, sin una causa médica o neurológica evidente.

4.Trastorno de la Fluidez (Tartamudeo) de Inicio en la Infancia: Alteraciones en la fluidez y ritmo del habla, con repeticiones, bloqueos o prolongaciones de sonidos y sílabas.

Clasificación según la CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades, 11ª edición)

1. Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (6A01): Afecta la adquisición y desarrollo del lenguaje en sus distintas dimensiones sin otra condición neurológica o sensorial que lo explique.

2. Trastorno del Lenguaje Asociado a una Condición Médica o Neurológica (6A02): Trastorno del lenguaje debido a afecciones neurológicas, déficits sensoriales o síndromes genéticos (ej., síndrome de Down).

3. Trastorno del Habla y la Articulación (6A03): Dificultades persistentes en la articulación de los sonidos del habla.

4. Trastorno de la Fluidez del Habla (6A04): Se corresponde con la tartamudez o disfemia.

5. Trastorno de la Comunicación Social (6A05): Dificultades para utilizar el lenguaje en contextos sociales, con problemas en la coherencia conversacional y la adecuación pragmática del lenguaje.

Cuanto antes se detecten las dificultades del lenguaje, mayores serán las posibilidades de intervención y éxito en la terapia. Si notas que tu hijo tiene dificultades para hablar, comprender instrucciones o formar frases adecuadas para su edad, es fundamental acudir a un logopeda para una valoración profesional.

El logopeda es un profesional sanitario especializado en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de cualquier alteración en la comunicación. Su labor es esencial para ayudar a los niños a desarrollar habilidades lingüísticas adecuadas, favoreciendo su integración escolar y social y por tanto un adecuado desarrollo global.

El logopeda, en su consulta, recoge toda la historia sobre el desarrollo del pequeño desde la gestación hasta la fecha y realiza un análisis clínico que puede complementar con  pruebas diagnósticas, si lo considera necesario y diseña programas terapéuticos personalizados adaptados a la edad y las dificultades del niño.

Además, trabaja en estrecha colaboración con la familia y el entorno educativo del niño para garantizar un abordaje integral y coherente con sus necesidades.

La Terapia del Lenguaje

Es importante que las familias comprendan que la terapia del lenguaje no es una actividad extraescolar, sino un tratamiento que necesita continuidad y compromiso. La interrupción de la terapia, especialmente durante periodos vacacionales, puede generar retrocesos en los avances logrados, afectando el proceso de aprendizaje y la comunicación del niño. Para evitar estos retrocesos, se recomienda:

·       Favorecer un entorno de comunicación y confianza con el profesional.

·        Mantener una asistencia regular a las sesiones.

· Seguir las indicaciones del profesional en casa con actividades complementarias.

Cada niño presenta necesidades individuales y la duración del proceso terapéutico es largo, pero de manera general los tiempos de intervención pueden ser:

·   Casos leves (dificultades fonológicas o leves retrasos en el lenguaje): sesiones de 1 a 2 veces por semana durante 6 -12 meses.

·   Casos moderados (trastornos del lenguaje receptivo-expresivo, dificultades gramaticales, problemas de comprensión): sesiones de 2 veces por semana con una duración de 3 a 4 años.

·    Casos severos (trastornos del lenguaje asociados a condiciones neurológicas, discapacidad intelectual o TEA): terapia de larga duración, con sesiones mínimo 2 veces por semana, pudiendo extenderse a lo largo de su escolaridad.

El progreso depende de múltiples factores, como la edad de inicio de la terapia, la frecuencia de las sesiones y la implicación de la familia en el proceso terapéutico.

 

Nota: Si tienes dudas sobre el desarrollo del lenguaje de tu hijo o necesitas más información sobre el proceso terapéutico, no dudes en consultarnos. Puedes ponerte en contacto con nuestra consulta para recibir orientación y concertar una valoración profesional. ¡Estamos aquí para ayudarte!

                        

Elena Aurrecoechea Mariscal

 

 

 


martes, 18 de marzo de 2025

ALIMENTACIÓN Y NUTRICIÓN EN PACIENTES CON DISFAGIA


 

La disfagia no solo compromete la seguridad de la deglución, sino que también tiene un impacto directo en el estado nutricional y en la calidad de vida de los pacientes, por ello la  importancia de un enfoque interdisciplinar y garantizar una alimentación segura, equilibrada y placentera.

Riesgos nutricionales asociados a la disfagia.

Los pacientes con disfagia tienen un alto riesgo de desnutrición y deshidratación debido a la dificultad para ingerir alimentos y líquidos de manera eficaz y segura. La pérdida de peso no controlada, el déficit de nutrientes esenciales y la disminución en la ingesta hídrica pueden derivar en complicaciones graves, como debilidad muscular, mayor vulnerabilidad a infecciones y deterioro general del estado de salud.

Para minimizar estos riesgos, es fundamental la adaptación de la dieta según las necesidades individuales de cada paciente. Las modificaciones en la textura de los alimentos y líquidos permiten mejorar la seguridad en la deglución sin comprometer la ingesta nutricional. Entre las estrategias más utilizadas se incluyen:

Dietas de consistencia modificada: alimentos triturados, texturas homogéneas o de fácil masticación.

Espesamiento de líquidos según el grado de disfagia (leve, moderada o grave).

Enriquecimiento de la dieta para garantizar un adecuado aporte energético y proteico.

Uso de suplementos nutricionales cuando la ingesta oral no es suficiente.

Intervención y abordaje terapéutico.

El tratamiento de la disfagia requiere un enfoque multidisciplinar, en el que logopedas, nutricionistas y personal médico trabajan de manera conjunta. Algunas de las estrategias terapéuticas clave incluyen:

Evaluación clínica e instrumental para determinar el nivel de disfagia y las necesidades del paciente.

Técnicas de reeducación de la deglución, fortalecimiento muscular y uso de maniobras compensatorias.

Adaptaciones posturales y recomendaciones sobre la posición adecuada durante la alimentación.

Formación a cuidadores y familiares para facilitar la alimentación segura en el entorno cotidiano.

Un enfoque integral: nutrición, seguridad y bienestar.

Más allá de garantizar una alimentación segura, es esencial preservar el acto de comer como una experiencia placentera y social. Siempre que sea posible, se deben respetar las preferencias alimentarias del paciente y fomentar un ambiente que favorezca el disfrute de la comida. El acompañamiento emocional y la sensibilidad en este proceso son aspectos fundamentales para mejorar la calidad de vida de las personas con disfagia, por ello debemos realizar  un abordaje global y personalizado en la alimentación de los pacientes con disfagia, combinando la seguridad nutricional con el bienestar físico y emocional.


Pautas dietéticas específicas para pacientes con disfagia. Nutrición Y seguridad

El tratamiento dietético de la disfagia debe ser personalizado, dependiendo del grado de severidad de la afección y las características del paciente. A continuación, se detallan los tipos de modificaciones dietéticas recomendadas según el nivel de dificultad para deglutir.


La textura de los alimentos debe adaptarse para facilitar su deglución y minimizar el riesgo de atragantamientos o aspiración. Existen varios niveles de modificación, y la elección de la textura dependerá de la evaluación clínica e instrumental de la disfagia:

Alimentos sólidos triturados: Para aquellos con dificultades para masticar, los alimentos deben ser triturados o puré, manteniendo un adecuado valor nutricional. Se debe evitar que queden trozos grandes que puedan resultar difíciles de manejar.

Alimentos blandos: Para pacientes con disfagia leve o moderada, los alimentos deben ser de textura suave, fáciles de masticar y sin grumos.

Alimentos líquidos espesados: Los líquidos deben espesarse según la severidad de la disfagia para reducir el riesgo de aspiración. Se emplean espesantes comerciales que modifican la consistencia, permitiendo una ingesta más controlada y segura. Los líquidos pueden clasificarse en categorías como néctar, miel o pudding, dependiendo de la viscosidad requerida.


Los pacientes con disfagia pueden tener dificultades para ingerir grandes cantidades de alimentos, lo que pone en riesgo su ingesta calórica y proteica. Para asegurar que los pacientes reciban suficientes nutrientes, es fundamental enriquecer la dieta:

Suplementos calóricos: Se pueden incorporar suplementos calóricos para garantizar un adecuado aporte energético, sobre todo en casos donde la ingesta oral es insuficiente. Estos suplementos suelen ser líquidos o en polvo y se pueden añadir a las comidas sin alterar la textura.

Enriquecimiento de purés: Los purés de alimentos pueden ser enriquecidos con grasas saludables, como aceites vegetales o mantequilla, y con fuentes adicionales de proteínas, como huevos, queso o carne molida.

Los alimentos deben seleccionarse cuidadosamente para cumplir con los requisitos nutricionales además de asegurar  que sean fáciles de deglutir:

Frutas y verduras: Deben ser cocidas o trituradas, evitando frutas secas o con piel que puedan ser difíciles de masticar o tragar. Las frutas en puré o las verduras cocidas son una excelente opción.

Carnes y proteínas: La carne debe ser bien cocida y desmenuzada, o en su defecto, utilizar fuentes de proteínas más fáciles de ingerir como pescados, huevos o tofu.

Lácteos: Los lácteos deben ser de consistencia adecuada, como yogur natural o quesos blandos. Se deben evitar los lácteos líquidos si la viscosidad no es la adecuada.


La personalización es clave. Es importante tener en cuenta las preferencias alimentarias del paciente, su nivel de tolerancia a las modificaciones de textura y la presencia de comorbilidades que puedan influir en su dieta, como diabetes, hipertensión o problemas cardíacos.

Modificaciones según la condición médica: Pacientes con enfermedades asociadas, como diabetes o insuficiencia renal, requieren dietas adaptadas que tomen en cuenta estas condiciones para evitar complicaciones adicionales.

El seguimiento regular de la ingesta alimentaria y el peso corporal del paciente es fundamental para identificar cualquier signo temprano de desnutrición o deshidratación. Los nutricionistas deben realizar un monitoreo continuo, ajustando la dieta según sea necesario y evaluando la eficacia de las modificaciones realizadas.

Además de los alimentos, la hidratación es un aspecto crucial. Los pacientes con disfagia suelen tener dificultades  para beber líquidos, lo que aumenta el riesgo de deshidratación. Los líquidos deben ser espesados según el nivel de disfagia y servidos a temperaturas que el paciente pueda tolerar mejor. El uso de gelatinas hidratantes también es una opción útil para pacientes con dificultades para tragar líquidos.

Es fundamental que los cuidadores, familiares y pacientes reciban educación nutricional sobre las modificaciones dietéticas y las técnicas de alimentación. El apoyo emocional y la paciencia durante las comidas también juegan un papel esencial en la adaptación del paciente a su nueva rutina alimentaria.

Fomentar un ambiente que favorezca el disfrute de la comida

La alimentación no solo tiene un objetivo nutricional, sino que también tiene un valor emocional y social importante. Comer es una actividad que, para la mayoría de las personas, va más allá de simplemente alimentarse: es un momento de disfrute, de interacción social y de satisfacción personal. En pacientes con disfagia, este aspecto suele ser olvidado, ya que la dificultad para tragar y la preocupación constante por la seguridad pueden hacer que las comidas se conviertan en una experiencia estresante y poco placentera.

Es fundamental crear un entorno que favorezca el disfrute de la comida, incluso cuando se requieren modificaciones dietéticas. Esto implica no solo adaptar las texturas y consistencias de los alimentos, sino también el contexto en el que se realiza la comida. Un ambiente relajado, tranquilo y libre de distracciones contribuye a una experiencia más positiva.

Los pacientes deben sentirse cómodos y apoyados durante la comida. Es recomendable que el entorno sea agradable, con una buena iluminación, una mesa ordenada y la presencia de compañeros o familiares que fomenten la interacción durante la comida. La comida debe ser vista como un momento de conexión, no solo como una necesidad funcional.

El acompañamiento emocional durante las comidas es crucial para los pacientes con disfagia. El proceso de deglución puede generar ansiedad y frustración, tanto para el paciente como para sus familiares. Por lo tanto, el apoyo emocional juega un papel fundamental en la mejora de la calidad de vida de la persona.

Es importante que el paciente se sienta respaldado, que sus temores sean escuchados y que se le brinde seguridad al momento de comer. Los cuidadores deben mostrar paciencia, serenidad y una actitud empática. En ocasiones, los pacientes con disfagia pueden experimentar sentimientos de vergüenza, aislamiento o depresión debido a su incapacidad para comer con normalidad, por lo que la interacción cálida y el estímulo positivo son esenciales para mejorar su bienestar emocional.

Un acompañamiento adecuado puede implicar la formación sobre cómo interactuar con el paciente durante las comidas, creando una atmósfera relajada y agradable, y reconociendo la importancia de no apresurar el proceso. Permitir tiempos de descanso, ofrecer pequeños bocados o dar la oportunidad de que el paciente exprese sus necesidades y emociones son aspectos que contribuyen a una experiencia más respetuosa y satisfactoria.

El tratamiento de la disfagia, por tanto,  no debe limitarse solo a la adaptación de la dieta. Un enfoque integral que combine la seguridad nutricional con el bienestar físico y emocional del paciente es esencial para mejorar su calidad de vida. Es crucial que cada plan alimenticio sea personalizado, teniendo en cuenta las características específicas del paciente, sus preferencias, y su contexto social y emocional. Para ello, se debe contar con un equipo multidisciplinar que aborde no solo los aspectos físicos de la disfagia, sino también los emocionales y sociales. El trabajo conjunto entre nutricionistas, logopedas, psicólogos y cuidadores es fundamental para crear un plan de alimentación que no solo garantice la ingesta adecuada de nutrientes, sino que también promueva una experiencia positiva durante las comidas.

El abordaje debe  ser flexible y adaptarse a las necesidades cambiantes del paciente. A medida que la condición evoluciona, es necesario revisar y ajustar tanto las modificaciones dietéticas como las estrategias emocionales y psicológicas, Además, se deben tener en cuenta los factores sociales, como las interacciones con la familia y los amigos, ya que el apoyo social es un componente esencial para el bienestar emocional del paciente. Este enfoque integral, que respeta tanto las necesidades físicas como las emocionales, es fundamental para que las personas con disfagia puedan disfrutar de la comida de manera segura y satisfactoria.




lunes, 3 de marzo de 2025

LA VIDA ES UN RATITO



La vida es un ratito, un soplo breve que a veces olvidamos que se nos escapa entre las manos. Nos aferramos a la rutina, a los planes, a lo que creemos seguro, sin darnos cuenta de que todo puede cambiar en un suspiro.


De repente, una noticia, una pérdida, un adiós inesperado, y el suelo tiembla bajo nuestros pies. Nos damos cuenta de que el tiempo no espera, que no hay promesas de eternidad, que lo único cierto es este ahora, este momento presente.


Por eso, quizá deberíamos vivir con menos miedo y más amor. Con menos prisas y más abrazos. Con menos dudas y más encuentros. Porque al final, lo que queda no es lo que planeamos, sino lo que sentimos, lo que dimos, lo que compartimos.


¡Vivamos ese ratito!

Elena Aurrecoechea Mariscal


martes, 25 de febrero de 2025

Influencia de la respiración en la salud y el desarrollo.

 


Influencia de la respiración en la salud y el desarrollo.

La manera en que respiramos influye en nuestra salud física, nuestro desarrollo, nuestras emociones e incluso en nuestra capacidad de atención y memoria. Es un proceso vital que va mucho más allá de simplemente inhalar y exhalar aire.

Cuando respiramos bien, todo nuestro cuerpo funciona mejor, porque nos ayuda a:

·         Oxigenar la sangre y eliminar el dióxido de carbono.

·         Regular el pH del organismo.

·         Favorecer la fonación y la articulación del habla.

·         Potenciar la función olfativa.

Y también influye en nuestras funciones cognitivas:

·         Activa el sistema nervioso parasimpático, que nos ayuda a relajarnos.

·         Favorece la concentración, la memoria y la estabilidad emocional.

·         Facilita la consolidación de recuerdos.

·         Mejora la atención y la toma de decisiones.

·   Contribuye a la regulación emocional, ayudando en la gestión del estrés y el control de la impulsividad.

El diafragma, músculo clave en la respiración, juega un papel fundamental en la oxigenación y en el equilibrio postural. Su disfunción puede afectar no solo la mecánica respiratoria, sino también la estabilidad del tronco y la función de otros sistemas corporales.

Respirar bien no solo es bueno para el cuerpo, sino también para el rendimiento intelectual y emocional.

Sin embargo, es común que algunas personas desarrollen el hábito de respirar por la boca en lugar de por la nariz. Algunos estudios estiman que el 25% de la población infantil presenta respiración bucal, y más del 50% de estos casos se deben a un mal hábito adquirido.

La respiración bucal puede tener diversas causas, desde obstrucciones anatómicas hasta hábitos adquiridos, e independientemente de la causa, este patrón respiratorio puede derivar en algunos problemas:

·         Sequedad en la boca y mayor riesgo de infecciones.

·         Alteraciones en el desarrollo orofacial (paladar estrecho, mandíbula retraída).

·         Problemas posturales y fatiga.

·         Dificultades en la fonación y el lenguaje.

·         Trastornos del sueño y menor oxigenación cerebral.

·         En niños, además, se ha observado una relación entre la respiración bucal y la dificultad para concentrarse, lo que puede impactar en el aprendizaje.

El respirador bucal presenta una serie de características estéticas faciales muy típicas:

Rasgos faciales:

·         Cara alargada: también llamada “facies adenoidea”, con un crecimiento vertical excesivo.

·         Ojeras marcadas: debido a la falta de oxigenación adecuada y mala calidad del sueño.

·         Labios entreabiertos: incapacidad para mantener la boca cerrada en reposo.

·         Labio superior corto e hipotónico: falta de fuerza en el labio superior, lo que dificulta el sellado o cierre labial.

·         Labio inferior evertido: aparece más grueso y adelantado debido al hábito de apoyo constante en los dientes.

Características orofaciales y dentales:

·         Paladar ojival: estrecho y con una bóveda alta debido a la falta de presión de la lengua sobre el paladar.

·         Mordida abierta o cruzada: la mala posición lingual puede afectar la alineación de los dientes.

·         Retrognatismo mandibular: la mandíbula puede quedar más retraída, generando un perfil convexo.

·         Hipotonía de la musculatura orofacial: incluye mejillas y labios con poca tonicidad.

·         Lengua en posición baja: en reposo, la lengua suele mantenerse en el suelo de la boca en lugar de contactar con el paladar.

Teniendo en cuenta cómo influye la respiración en la salud, el desarrollo orofacial, la función cognitiva y la regulación emocional, es natural preguntarse: ¿cómo podemos corregir un patrón respiratorio disfuncional? Aquí es donde intervienen distintos profesionales especializados en su evaluación y tratamiento.

La corrección de un patrón respiratorio disfuncional requiere un enfoque multidisciplinar. El logopeda, junto con otros profesionales como odontólogos, otorrinos, fisioterapeutas y osteópatas, trabaja en la reeducación de la respiración y en la mejora de la función orofacial a través de la terapia miofuncional. Esta terapia mejora la tonicidad muscular y favorece el correcto desarrollo del paladar y la mandíbula, lo que permite un adecuado posicionamiento de los dientes, la lengua y el cierre labial, aspectos necesarios para recuperar la respiración nasal funcional. Además, el logopeda reeducará la respiración a través de ejercicios específicos dirigidos a desarrollar un buen hábito respiratorio.

Además de los hábitos adquiridos y las alteraciones anatómicas, existen factores mecánicos que pueden influir en la respiración, como disfunciones costales o restricciones en la columna dorsal, donde se insertan las costillas. Estos aspectos, abordados desde disciplinas como la osteopatía y la fisioterapia, pueden complementar el tratamiento logopédico en la rehabilitación de la respiración nasal funcional.

¿Cuándo acudir al logopeda? En la mayoría de los casos, son los odontopediatras u otorrinos quienes observan estas dificultades y hacen la derivación al logopeda para su rehabilitación, no obstante, hay algunos signos que pueden hacernos sospechar de este mal hábito o dificultad y que deberíamos consultar con el especialista:

·         Respiración constante por la boca, incluso en reposo.

·         Fatiga o falta de concentración durante el día.

·         Ronquidos o pausas respiratorias nocturnas.

·         Sequedad de boca.

·         Voz ronca o tendencia a quedarse afónico.

·         Una mala masticación, boca abierta, o dificultad en el manejo de algunos sólidos.

·         Dificultad en la articulación de algunos sonidos.

·         Características faciales señaladas.

Es importante realizar una evaluación con un logopeda especializado en Terapia Miofuncional, además de un trabajo multidisciplinar con odontólogos, otorrinos y otros profesionales de la fisioterapia y la osteopatía, para garantizar buenos resultados.

Elena Aurrecoechea Mariscal

Logopeda colegiada 480039

 

jueves, 13 de febrero de 2025

La detección a tiempo de las dificultades en el desarrollo de los aprendizajes evita que se agraven y afecten negativamente a la autoestima del niño.



Las primeras etapas de la escolarización son fundamentales para el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños. Durante este período, los pequeños adquieren habilidades esenciales como la lectura, escritura, cálculo y la capacidad de atención, las cuales sientan las bases para su progreso académico futuro. Sin embargo, no todos los niños desarrollan estas habilidades al mismo ritmo, lo que puede dar lugar a dificultades de aprendizaje. Identificar estos problemas tempranamente y buscar el apoyo adecuado, como el de un psicopedagogo, logopeda o psicólogo es crucial para evitar que estas dificultades se agraven y afecten negativamente la autoestima y el rendimiento escolar del niño.

Las dificultades de aprendizaje pueden manifestarse de diversas maneras y no siempre es fácil diferenciar entre una demora en el aprendizaje y un problema más serio. Es importante que los padres y profesores estén atentos a ciertas señales que indican que es necesario consultar con un especialista que podrá evaluar y diseñar un plan de intervención adecuado si así lo considera o establecerá algunas pautas y orientaciones de observación del desarrollo.

  • Cuando un niño tiene problemas para articular palabras correctamente, estructurar oraciones o comprender lo que escucha. 
  • Cuando un niño tiene dificultades para seguir instrucciones.
  •  Cuando un niño parece estar por detrás de sus compañeros en habilidades clave como la lectura, la escritura o el cálculo. 
  • Si un niño tiene problemas recurrentes para seguir instrucciones o concentrarse en tareas durante períodos cortos de tiempo. 
  • Comportamiento frustrado o evitativo: Los niños con dificultades de aprendizaje a menudo experimentan frustración y pueden evitar las tareas que les resultan difíciles, lo que genera un ciclo de bajo rendimiento y baja autoestima. 

Consultar con un psicopedagogo permite abordar las dificultades, apoyando no solo el desarrollo académico, sino también el desarrollo emocional del niño. 

Detectar y abordar las dificultades de aprendizaje a tiempo es crucial para evitar que los niños se queden rezagados en su desarrollo académico y social. 

Cuando se detectan las dificultades, el profesional competente , psicopedagogo, psicólogo o logopeda , dependiendo del área o áreas del desarrollo establece las sesiones necesarias y las actividades que refuerzan las habilidades deficitarias y proporciona estrategias compensatorias. Es esencial que los especialistas trabajen en colaboración con el entorno escolar y la familia con el fin de establecer criterios y objetivos concretos de intervención. Los maestros pueden implementar adaptaciones en el aula, mientras que los padres pueden reforzar las estrategias de aprendizaje en casa.

 

Elena Aurrecoechea Mariscal

martes, 11 de febrero de 2025

CAMINANDO LA VIDA PARA VIVIRLA

 




CAMINANDO LA VIDA PARA VIVIRLA


Nos pasamos la vida buscando algo, como si siempre faltara una pieza para que todo nos encaje. Más tranquilidad, más certezas, más momentos que nos confirmen que estamos en el camino correcto y así van pasando los días, las semanas... la vida, sin terminar de vivirla. Miramos atrás, unas veces con nostalgia, otras con pesadumbre, dependiendo del día, de los acontecimientos. Pero si lo pensamos bien, todo ello, lo bueno, lo malo, los éxitos y los fracasos, las dudas, los momentos que creímos perdernos o aquellos que pensamos insuperables, las ilusiones, las personas que hemos conocido, los sueños cumplidos y los rotos, todo, absolutamente todo, forman parte del camino que recorremos hasta el último día de nuestras vidas. 

Tal vez, la felicidad no sea una meta a la que llegar, sino una manera de estar en el mundo, una actitud en el caminar de cada día. Muchas veces estamos aquí con la mente en otro lugar, en lo que pasó o en lo que vendrá y mientras tanto el día avanza y se escapa sin darnos cuenta de que la vida ya está ocurriendo, no es lo que será mañana, sino hoy.


Vivir es  ser consciente del momento, no como quien se conforma abnegadamente, sino como quien comprende que ese vivir es construirse, dando sentido a lo que hacemos y acontece, una oportunidad que nos regala la vida para poder descubrir otras maneras, otras posibilidades de ser, de estar en y con el mundo.


Vivir, va más allá del existir, es estar despiertos, atentos, con la mirada y los sentidos puestos en lo que nos rodea. Creo que quien agradece, reconoce la vida en todas sus formas de sentir, en cada historia, en cada encuentro, en cada despedida, nada le es en vano.  No es necesario que la vida sea perfecta, lo cual es una quimera, basta con saber verla, amarla, vivirla en lo cotidiano, siendo conscientes de nuestra vulnerabilidad, sabiendo que no tenemos todas las respuestas, que el miedo y el dolor también forman parte de la vida. Vivir  es aprender a sostenernos cuando los golpes llegan y sabernos vulnerables, ello nos permite abrirnos a los demás, desde otro lugar, sin miedo al juicio, sin armadura, conectándonos  con nuestro yo más íntimo, aceptándonos como seres no perfectos pero valiosos. Y creo que desde este lugar de autenticidad es donde nace la felicidad, en la libertad de ser nosotros mismos, sin miedo a fallar, sin la necesidad de encajar, en la serenidad de cada día. Porque cuando nos permitimos sentir, amar, vivir sin máscaras, descubrimos que la plenitud no es lo perfecto, sino la coherencia entre lo que somos y lo que expresamos, ahí , con todas nuestras luces y nuestras sombras es donde realmente empezamos a vivir el presente y nos construimos como personas.


Elena Aurrecoechea Mariscal

 


jueves, 6 de febrero de 2025

El juego, la exploración y la comunicación como base del desarrollo del aprendizaje lector.





Aprender a leer es un hito importante en el desarrollo de un niño, ya que constituye la base para el aprendizaje escolar y la comprensión del mundo que lo rodea. Sin embargo,  este proceso no debe adelantarse, ya  que cada niño tiene  su propio ritmo natural  para enfrentarse a este desafío.

La lectura requiere la interacción de múltiples áreas cerebrales y el desarrollo de habilidades específicas, por ello el niño  necesita alcanzar cierto nivel de madurez en habilidades cognitivas, lingüísticas y motoras para poder iniciar el aprendizaje de la lectura de manera efectiva como :

  • Desarrollo del lenguaje oral: vocabulario amplio y una adecuada construcción de frases son esenciales para relacionar las palabras habladas con las escritas.
  • Memoria y atención: capacidad de recordar sonidos, letras y palabras, así como mantener la atención en la tarea.
  • Conciencia fonológica: capacidad de identificar, segmentar y manipular sonidos en las palabras.
  • Coordinación visomotora: Habilidades como seguir una línea de texto con los ojos o dibujar formas similares a letras.


La edad para iniciar este aprendizaje suele ser entre los 5 y 7 años, aunque esto puede variar según cada niño. Forzar el inicio antes de que el peque  esté preparado puede generar frustración, rechazo o incluso dificultades de aprendizaje posteriores. El cerebro necesita su tiempo para formar conexiones neuronales entre las áreas visuales y lingüísticas que intervienen en el proceso lector.

El juego, la exploración y la comunicación con nuestro hijo  son actividades mucho más beneficiosas en las primeras etapas del desarrollo, ya que fomentan habilidades lingüísticas y cognitivas que preparan al niño para el aprendizaje.

Aquí dejo algunas propuestas para esta etapa pre-lectora

  • Hablar mucho con nuestros hijos, nombrando las cosas, narrando lo que hacen, para ampliar su vocabulario poco a poco , por ejemplo: "Ahora nos ponemos los zapatos, este zapato es azul y este es rojo. "Mira, aquí hay una zanahoria, es naranja y crujiente."
  • Hacer preguntas abiertas: "¿Qué crees que pasa si mezclamos estos colores?"
  • Leer cuentos en voz alta usando voces divertidas para los personajes.
  • Usar gestos, sonidos y dramatización para hacer la historia más envolvente.
  • Preguntar "¿qué crees que pasará ahora?" para fomentar la participación.
  • Leer el mismo cuento varias veces y dejar que el niño repita frases clave o complete partes de la historia.
  • Jugar al veo - veo  con sonidos  "Veo, veo algo que empieza con el sonido /s/".
  • Usar un libro ilustrado sin texto y pedir al niño que "invente" la historia observando las imágenes, podemos guiarle haciendo preguntas.
  • Cantar canciones infantiles con palabras repetitivas y rimas ("Debajo un botón", "Estrellita, dónde estás?").
  • Inventar rimas con su nombre o con objetos cercanos:
    • "Pablo come un rábano."
    • "Ana salta en la ventana."
  • Tener cuentos en diferentes lugares (sala, cocina, baño).
  • Leer cuando el niño lo pida, aunque sea solo para mirar las imágenes.
  • Etiquetar sus cosas con su nombre (mochila, vaso, cuaderno)
  • Tener papel y colores siempre disponibles para que el niño garabatee y dibuje cuando quiera.
  • Jugar a "escribir" listas de la compra o recados con dibujos y garabatos.
  • Imitar la escritura de mamá o papá cuando hagan notas o agendas.
  • Escribir notas pequeñas con dibujos en su merienda o debajo de la almohada.
  • Dibujar juntos en una papel o pizarra lo que harán en el día y podemos poner un nombre al dibujo
  • Contar y hablar sobre el día como si fuera un cuento o una historia, invitándole a participar a través de preguntas. "Hoy Lucas se despertó y desayunó pan con mermelada, luego jugó con su camión rojo y después fue al parque..." ¿Y...qué pasó después?" o "¿Qué parte te gustó más?
  •  Jugar a Simón dice...
    •  Toca algo que empiece con  el sonido /m/" (mesa, muñeco).
    •  Encuentra algo que rime con 'sol.
  • Recortar, pegar, hacer puzles , jugar con plastilina, acompañando al pequeño en su relato, construyendo juntos.

 Lo más importante:
✔ No presionar ni corregir, sino acompañar con entusiasmo.
✔ Incluir la lectura y la escritura en nuestra vida diaria de forma espontánea. Ser ejemplo.
✔ Aprovechar las experiencias cotidianas como juegos de aprendizaje.


                                                                                Elena Aurrecoechea Mariscal
                                                       




martes, 28 de enero de 2025

Tratamiento logopédico en la Deglución Atípica.


Tratamiento logopédico en la Deglución Atípica.


Escribo estas líneas, con la intención de dar respuesta a la  pregunta que se hacen muchos padres, cuando desde la consulta de odontopediatría  les comunican que su hijo tiene Deglución atípica y necesita la intervención por parte de un logopeda y llaman a la consulta un tanto desorientados.

¿ Qué es Deglución Atípica?

La deglución es una función vital que realizamos más de mil veces al día, desde que nacemos. Sin embargo, cuando este proceso no se realiza de forma adecuada, puede generar problemas en el desarrollo oral y la salud general del niño. 

Hacemos referencia a deglución atípica, cuando el patrón de deglución infantil persiste más allá de los 4-5 años. En lugar de adoptar un patrón de deglución adulto la lengua sigue empujando hacia adelante o hacia los dientes, pudiendo causar problemas como mal oclusiones, mordida abierta, deformación del paladar, alteraciones en el habla, problemas posturales y/o respiratorios.

Las causas de esta falta de desarrollo  de la deglución pueden ser  diferentes, siendo los más comunes:

  •   Hábitos prolongados como el uso del chupete, biberón o la succión del pulgar.
  • Respiración oral debido a alergias o infecciones recurrentes.
  • Falta de tono muscular adecuado en la zona orofacial.


Como padres, es importante estar atentos  a algunos signos, fáciles de observar,  que podrían hacernos sospechar de un desarrollo no adecuado de la función de  deglución:

  • Dificultades para masticar o tragar alimentos, hacer bola, rechazo de ciertas texturas o alimentos.
  • Masticar con la boca abierta
  • Dientes desalineados o mordida abierta.
  • Crecimiento elevado o estrecho del paladar.
  • Respiración bucal habitual o dificultad para mantener los labios cerrados.
  • Alteraciones en la pronunciación de ciertos sonidos.

En muchas ocasiones, la deglución atípica se detecta por primera vez en la consulta de un odontopediatra, quien observa los efectos en la mordida, la alineación dental o el crecimiento del paladar.  Es por ello que al  detectar estas alteraciones, el odontopediatra  derive al niño a un logopeda para trabajar el aspecto funcional de la deglución y garantizar que el tratamiento  que prescriba sea efectivo.

 Y que hacemos los logopedas…  ¡Reeducar la deglución!

 

Comenzamos por una valoración de todo el proceso de desarrollo evolutivo, la alimentación, la respiración, los hábitos orales, la postura lingual y la musculatura orofacial. Una vez hecha la valoración, diseñamos un programa de reeducación con ejercicios específicos  e individualizados, dirigidos a fortalecer la musculatura implicada y corregir los patrones de, respiración, succión, masticación y deglución.

 Se enseñan algunas técnicas a los padres para reforzar los ejercicios en casa y favorecer el éxito del tratamiento.

¡Recuerda que actuar a tiempo siempre marcará la diferencia en el desarrollo de tu hijo!


Elena Aurrecoechea Mariscal

 


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